miércoles, 17 de junio de 2015

Granfalloon

Un hombre recibe un disparo en la cabeza que aparentemente acaba con su vida; sin embargo, al poco tiempo despierta en un callejón, desnudo, las partes de su cuerpo dañadas por el disparo y por el posterior abandono en mitad de la calle sustituidas por tejido mecánico con las mismas funciones que su cuerpo biológico pero también con las ventajas físicas que ofrecen las máquinas. Los implantes, sin embargo, resultan ser causa de un parásito mecánico que se introduce en el organismo mediante heridas abiertas o mediante implante deliberado, y que lentamente se expanden por el cuerpo del afectado, sustituyendo los tejidos orgánicos por tejido mecánico hasta convertir al infectado en un androide, una máquina completa, sin un atisbo de humanidad y que ya no siente una conexión con sus antiguos congéneres. En su lugar, una vez que el protagonista se ha convertido en una máquina completa, siente una llamada que le conduce a un enorme constructo, una esfera compuesta por todos aquellos que, antes que él, han sido transformados en androides, flotando a algunos kilómetros sobre la tierra, y en la que los androides constituyen una conciencia colectiva, poniendo en común sus experiencias y colaborando entre sí para desarrollar nuevas ideas y nuevo conocimiento, esencialmente funcionando como programas informáticos, sin los sentimientos y las emociones asociados con el ser humano. 
Este es el futuro que presento con mi obra: un futuro en el que, mediante nuestro constante abuso de la tecnología, llegará un momento hipotético en el que reneguemos de nuestra humanidad y permitiremos que las máquinas se apoderen de nuestro cuerpo, convirtiéndonos en seres informáticos, androides que funcionarán literalmente como una conciencia colectiva, y cuya inteligencia dependerá de la cooperación, incluso si eso significa literalmente formar una esfera con nuestros cuerpos individuales, como si de un termitero se tratase. El avance tecnológico siempre es algo positivo para la humanidad, pero cuando ese avance termina por tomar posesión de nuestra misma esencia, tal vez deberíamos plantearnos hasta qué punto tal futuro resulta beneficioso para nuestra especie.