lunes, 11 de enero de 2016
El Cubo Blanco
REFLEXIÓN SOBRE EL CUBO BLANCO
Este breve texto servirá como introducción a la obra que aquí adjunto, que re-presenta mi reflexión sobre el libro Dentro Del Cubo Blanco. La Ideología del Espacio Expositivo, de Brian O’Doherty.
Tras leer el libro, y pensar largo y tendido sobre él, pensé en hacer una reflexión sobre el papel del espacio expositivo hoy en día, quizá centrándome más en el cubo blanco entendido como espacio de resistencia, como leí en el último apartado del libro. Y aunque el presente trabajo no es quizá una reflexión directa sobre el libro, sí que juega en esa última línea de pensamiento.
Aunque no es un espacio de resistencia como tal, qué duda cabe que la lle-gada de Internet y los medios digitales han supuesto un cambio de paradigma en cuanto al espacio de exposición. Internet nos da la habilidad de ignorar por completo el espacio expositivo tradicional, el cubo blanco si se prefiere, y crear el nuestro propio de forma digital. Esta acción tiene la posibilidad de ser empleada como un método de resistencia a la galería tradicional y al mercado del arte, qué duda cabe; pero sea utilizado o no con esta intención, sí que es cierto que ha abierto las puertas a muchos artistas que no se sienten cómodos entre las paredes del museo, o que no comulga con los preceptos del mercado.
Internet tiene la ventaja evidente de no tener tantas restricciones como una galería estándar. Cualquier creador tiene la oportunidad de buscar una página acorde a sus producciones, o fabricar una propia con sus propias especificaciones, y compartir sus creaciones de manera digital; en el caso de algunas páginas particularmente conocidas, con una difusión mucho mayor de la que podría llegar a conseguir una galería de arte tradicional. Pero esta misma ventaja es a la vez su principal desventaja: la inmensa difusión significa que el público objetivo es mucho mayor, y el hecho de que sea un espacio sin ninguna clase de restricciones, ni por parte del creador ni por parte del consumidor, da como resultado un espacio muy poco preciso, que carece del nivel de profesionalidad de una galería tradicional: cualquier persona puede subir cualquier clase de contenido, por banal que sea, y cualquier persona puede arrojar opiniones poco formadas y nada profesionales sobre cualquier creación que pueda encontrar.
La desventaja está clara: una gran cantidad de público significa que las opi-niones de ese público son mucho más variadas, mucho menos concretas que el visi-tante de una galería tradicional, que sabe a lo que va, y por tanto, no se ha tomado al Internet como un medio de exposición serio. Pero no tiene por qué serlo: la libertad que ofrece Internet, el mundo digital, como medio de exposición, significa que efecti-vamente cualquiera puede publicar cualquier cosa, pero el espectador también tiene la posibilidad de elegir aquello que le interesa y aquello que no, y el propio creador puede optar por crear un espacio pequeño, una pequeña galería si se quiere, como un reducto personal y privado que sólo su público conozca y visite habitualmente, de la misma forma que un espacio expositivo habitual. Las restricciones del arte tradicional para con los contenidos que se publican dan como resultado una línea creativa mucho más limpia y direccionada, pero suprime por completo al otro, aquel que el arte tradicional no visibiliza. En ese sentido, Internet cumple una función a galerías como las que se abren como oposición a otras ferias grandes, como Arco, que atraen a los visitantes descontentos con los contenidos habituales de las galerías y ferias grandes, y a los artistas o bien rechazados por o bien que rechazan las susodichas exposiciones, por los motivos que sean. Internet ofrece un espacio en el que el único límite es la capacidad de uno mismo de crear, libre de consideraciones políticas, económicas o de cualquier otra índole.
Por lo tanto, el presente trabajo jugará en esa línea: una ilustración de un cubo blanco subida a Internet, concretamente a mi blog, mi pequeño espacio personal, mi “galería”, si se prefiere. La elección del cubo blanco como objeto ilustrado viene a reflejar, por supuesto, el objeto al que se alude constantemente en el libro de O’Doherty, el cubo blanco como metáfora de la galería, dando a su presencia en un medio expositivo digital una nueva dimensión a la reflexión del autor sobre la galería, o más bien, cómo el medio digital es la alternativa al medio expositivo tradicional del que O’Doherty habla en exclusiva. El cubo es blanco pero también es transparente, como el medio en el que se encuentra expuesto, una metáfora visual de la disolución de las delimitadas paredes de la galería tradicional y el inmenso alcance de la galería digital que es Internet. Completando el trabajo, incluso la ilustración es digital, realizada con un programa de edición 3D, reflejando no sólo mi línea de trabajo habitual, sino también el surgimiento y asentamiento de los nuevos medios digitales en el mundo de las artes, medios que son considerados arte casi a regañadientes por los que trabajan en torno a medios clásicos.
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